Cuando era jovencita viajaba mucho practicando escalada deportiva. Íbamos a diferentes zonas de España recorriendo lugares con mucho encanto.
Eran viajes de fin de semana, de 1 semana, o de 15 días, dependiendo del tiempo libre que tuviésemos.
Tenía un macuto con el material de escalada: cuerda, cintas exprés, mosquetones, arnés, bolsa de magnesio, pies de gato (son zapatillas para escalar) … y a este macuto había que añadir: ropa, neceser, cámara y carretes, saco de dormir, esterilla, comida, etc.
Llevábamos la vida entera en un macuto ¡y no nos faltaba de nada!
Cuando dejé de practicar la escalada y viajar fue más lúdico que deportivo, llenaba las maletas de ropa que luego traía de vuelta, sin usar.
Daba igual los días que estuviera fuera, ya no llevaba botes pequeños de champú o gel, ahora los botes eran de 500 ml.
Puede que exagere un poco, pero para 7 días llevaba: 7 faldas, 7 pantalones, 7 vestidos, 7 chaquetas y el doble de camisetas.
Perdí el norte con tanto espacio. Volvía a casa después de un viaje. con más de media maleta de ropa sin usar.
No pensaba en el peso que me suponía, aunque los trayectos para trasladar la maleta fueran cortos. No pensaba en lo inútil que era llevar cosas que ni siquiera miraba e incluso pensaba: “¿para qué me habré traído esto?” No pensaba en lo absurdo que era pasear la ropa de un lado a otro. No pensaba que era imposible ponerse toda la ropa, aunque mi intención fuera “tener variedad de prendas para combinar”.
Relato mi historia para ilustrar que cuando tenemos poco espacio para almacenar, nos adaptamos, y utilizamos todo lo que tenemos porque nos resulta útil.
Cuanto más espacio tengamos para guardar cosas: muchos armarios, muchos cajones, estantes, etc., más cosas meteremos pensando en una futura utilidad que nunca llegará.
Por eso, es preferible ser un poco minimalista y no tener excesivo espacio para almacenar, que al final solo utilizamos para esconder cosas y que se pierdan en el recuerdo. Los objetos que escondes, realmente no los quieres.
No es lo mismo guardar que esconder. Guardas algo que utilizas, por ejemplo la caja de herramientas, y escondes algo que no quieres ni ver o que realmente, no sabes qué hacer con ello.
Debemos aprovechar los espacios que tenemos, pero hay que evitar llenarlos a rebosar. Aunque no sean zonas visibles para los demás, deben ser agradables para nuestra vista.
Piensa si realmente, necesitas todo lo que tienes, si disfrutas de todo lo que posees, y si podrías prescindir de algunas cosas.
Espero que este post te sea útil a la hora de decidir, si necesitas más muebles o cajas para almacenar o para esconder.
Gracias por tu atención.